Tratamientos médicos

Hipertiroidismo o Hipotiroidismo


¿Qué es la glándula tiroides y que función cumple?

La tiroides es una glándula de secreción endocrina, ubicada en la base del cuello, por delante de la tráquea. La misma tiene forma de mariposa, ya que está constituida por dos lóbulos (derecho e izquierdo) unidos por un istmo.

La función de la glándula tiroides es producir, almacenar y liberar hormonas, también conocidas como T3 (triyodotironina) y T4 (tiroxina), que afectan a casi todas las células del cuerpo y ayudan a controlar sus funciones.

La cantidad de hormona tiroidea producida por la glándula tiroides es controlada por otra glándula que se encuentra en el cerebro, llamada pituitaria o hipófisis. A su vez, ubicado por encima de la pituitaria se encuentra el hipotálamo que se encarga de ayudarla. Este envía información a la glándula pituitaria y al mismo tiempo, la pituitaria controla a la glándula tiroides.

Es decir, que la glándula tiroides, la pituitaria y el hipotálamo trabajan juntos en el control de la cantidad de hormona tiroidea que existe en el cuerpo.   

                                

¿Cuándo una glándula tiroides se considera anormal?

La enfermedad de la tiroides es muy común y afecta a millones de personas, presentando una mayor incidencia en mujeres. Las patologías más comunes son: una actividad glandular aumentada (hipertiroidismo) o disminuida (hipotiroidismo). Es decir, en ciertas ocasiones la glándula aumenta su tamaño por una menor actividad (como es el caso de hipotiroidismo) o por una actividad excesiva (como es el caso de hipertiroidismo o enfermedad de Graves). Al  agrandamiento de la glándula tiroides se lo llama “bocio”.

A su vez, los pacientes pueden desarrollar durezas o masas en su glándula las cuales pueden ser benignas o malignas, dichas masas (nódulos) deben ser estudiados de forma precoz (dependiendo de su tamaño) para arribar a un diagnóstico y planear una terapia adecuada.

¿Cómo hace el médico el diagnóstico?

El diagnóstico de una masa tiroidea se puede hacer de distintas formas: 

- Una buena historia clínica.

- Palpación bimanual o monomanual de la glándula. (su médico le puede pedir que levante el mentón extendiendo su cuello y que luego trague, lo que le permitirá distinguir a  una masa tiroidea de otras masas o bultos del cuello).

- Un análisis de laboratorio para evaluar la función tiroidea.

- Una ecografía (método de mayor sensibilidad para el estudio de la glándula).

- Un PAAF (punción aspirativa con aguja fina).

- En algunos casos una TAC (tomografía axial computada)  de cuello y tórax.

¿Qué es una punción aspirativa con aguja fina?

La PAAF consiste en introducir una aguja de pequeño calibre en el cuello bajo visión ecográfica, con el fin de extraer muestras del nódulo más significativo presente en la glándula. Esta es una muestra citológica la cual va a ser analizada por el anatomopatólogo, informándonos si se trata de un nódulo benigno o maligno, teniendo en cuenta que existe de a 10% a 15% de falsos negativos.

¿Cómo es el tratamiento de un nódulo de tiroides?

Una vez hecho el diagnóstico, un plan de tratamiento será propuesto por su médico tratante. Muchos nódulos tiroideos son benignos: ellos son tratados comúnmente con una medicación conocida como terapia de supresión. El objetivo de este tratamiento es observar si la masa disminuirá de tamaño en el tiempo de la medicación. Usualmente el tiempo va de 6 a 9 meses.

Durante este período de tiempo puede ser requerida otra aspiración con aguja fina. Si el nódulo continua creciendo durante el tiempo en que usted toma la medicación, muchos médicos recomiendan realizar una tiroidectomía total.

Si la aspiración con aguja fina es sospechosa de malignidad o el nódulo es mayor a 2 cm se realizará un tratamiento quirúrgico, el cual consistirá en la extirpación completa de la glándula.

¿En qué consiste la cirugía de tiroides?

La cirugía de la glándula tiroides se realiza bajo anestesia general, con un tiempo quirúrgico aproximado de 1.30 a 2 hs. La misma consiste en la extirpación completa de la glándula, indiferentemente de cuál sea el lóbulo afectado.

En el pasado se realizaban hemitiroidectomías dejando en el organismo el lóbulo sano, pero desde hace varios años se evidenció que si se deja un lóbulo remanente, el mismo manifiesta la enfermedad con el paso del tiempo y el paciente tiene volver a ser intervenido quirúrgicamente.

Después del acto quirúrgico, la glándula será analizada intraoperatoriamente por el anatomopatólogo (método denominado congelación) con el fin de indagar la presencia de márgenes y plantear la posibilidad o no, de un vaciamiento ganglionar.

El paciente saldrá de la sala operatoria con la colocación de una curación simple cubriendo la herida quirúrgica. Una vez en su habitación, el tiempo post-operatorio será de 24 hs, dándole el alta médica con medicación por vía oral y pautas de alarma. La medicación consiste en un antibiótico con el fin de prevenir infecciones y calcio, ya que se puede llegar a producir lo que se denomina hipocalcemia transitoria, debido a que durante el acto quirúrgico se produce un “manoseo” de las glándulas paratiroides situadas por detrás de la glándula tiroides. Las mismas pueden llegar a sufrir un poco de isquemia, que se manifiesta en el postoperatorio con sensación de hormigueo en las manos, entre otros síntomas.

Otro tipo de complicaciones raramente pueden incluir: sangrado post-quirúrgico, disfonía, dificultad para tragar o adormecimiento del cuello. Es importante recalcar que una vez finalizada la cirugía el paciente no debe tomar la medicación tiroidea hasta no tener la próxima consulta con su endocrinólogo y el diagnóstico definitivo de la pieza quirúrgica.

Luego de la cirugía, ¿cómo continua mi tratamiento?

Una vez que el paciente se retira de la institución con el alta médica, el próximo paso a seguir es la espera del estudio diferido de la pieza quirúrgica, el cual nos va a informar con certeza el diagnóstico definitivo de la misma (en un lapso aproximado de 7 a 10 días) y vamos a poder plantear una conducta médica a seguir en conjunto con endocrinólogos y radioterapeutas.

En el caso que se trate de una patología benigna se le indica una consulta con su endocrinólogo de cabecera, el cual llevará a cabo el tratamiento hormonal y los controles de laboratorio correspondientes.

En caso de que se confirme que la patología en cuestión se trata de un carcinoma papilar  de tiroides, el paciente debe saber que va a tener que permanecer hipotiroideo por el lapso de un tiempo. Esto se debe a que va a tener que recibir yodo radiactivo con el fin de mejorar los márgenes quirúrgicos y evitar así la persistencia de la enfermedad. Se utiliza yodo radiactivo ya que dichas células son sensibles al mismo, permitiendo así su destrucción.

Cuidados a tener en cuenta a la hora de recibir yodo radiactivo

- Lávese las manos con jabón y mucha agua cada vez que vaya al baño.

- Mantenga el inodoro especialmente limpio. Asegúrese de descargarlo 2 o 3 veces después de utilizarlo.

- Enjuague el lavamanos y la bañera meticulosamente después de usarlos. La higiene del baño reducirá la posibilidad de que otras personas se contaminen con el yodo radiactivo de su saliva y sudor.

- Tome bastante líquido, como agua o jugos, con esto orinará con mayor frecuencia y eliminará el yodo radiactivo de su cuerpo más rápidamente.

- Los primeros días después del tratamiento utilice utensillos de comida desechables o lave sus utensilios por separado. Esto reducirá la posibilidad de contaminar a otros miembros de su familia con el yodo radiactivo de su saliva.

- Use toallas para enjabonarse y secarse diferente a las de los demás. Lave sus toallas de baño, ropa de cama y ropa interior separada de las otras personas.

- Durante los primeros días después de su tratamiento duerma solo. Evite besar y tener relaciones sexuales. Usted debe evitar el contacto físico prolongado. Esto es particularmente importante en relación con los niños y las mujeres embarazadas, pues la tiroides de los niños y neonatos es más sensible a los efectos de las radiaciones que la de los adultos.

Cirugía de Cabeza y Cuello
Hipertiroidismo o Hipotiroidismo


¿Qué es la glándula tiroides y que función cumple?

La tiroides es una glándula de secreción endocrina, ubicada en la base del cuello, por delante de la tráquea. La misma tiene forma de mariposa, ya que está constituida por dos lóbulos (derecho e izquierdo) unidos por un istmo.

La función de la glándula tiroides es producir, almacenar y liberar hormonas, también conocidas como T3 (triyodotironina) y T4 (tiroxina), que afectan a casi todas las células del cuerpo y ayudan a controlar sus funciones.

La cantidad de hormona tiroidea producida por la glándula tiroides es controlada por otra glándula que se encuentra en el cerebro, llamada pituitaria o hipófisis. A su vez, ubicado por encima de la pituitaria se encuentra el hipotálamo que se encarga de ayudarla. Este envía información a la glándula pituitaria y al mismo tiempo, la pituitaria controla a la glándula tiroides.

Es decir, que la glándula tiroides, la pituitaria y el hipotálamo trabajan juntos en el control de la cantidad de hormona tiroidea que existe en el cuerpo.   

                                

¿Cuándo una glándula tiroides se considera anormal?

La enfermedad de la tiroides es muy común y afecta a millones de personas, presentando una mayor incidencia en mujeres. Las patologías más comunes son: una actividad glandular aumentada (hipertiroidismo) o disminuida (hipotiroidismo). Es decir, en ciertas ocasiones la glándula aumenta su tamaño por una menor actividad (como es el caso de hipotiroidismo) o por una actividad excesiva (como es el caso de hipertiroidismo o enfermedad de Graves). Al  agrandamiento de la glándula tiroides se lo llama “bocio”.

A su vez, los pacientes pueden desarrollar durezas o masas en su glándula las cuales pueden ser benignas o malignas, dichas masas (nódulos) deben ser estudiados de forma precoz (dependiendo de su tamaño) para arribar a un diagnóstico y planear una terapia adecuada.

¿Cómo hace el médico el diagnóstico?

El diagnóstico de una masa tiroidea se puede hacer de distintas formas: 

- Una buena historia clínica.

- Palpación bimanual o monomanual de la glándula. (su médico le puede pedir que levante el mentón extendiendo su cuello y que luego trague, lo que le permitirá distinguir a  una masa tiroidea de otras masas o bultos del cuello).

- Un análisis de laboratorio para evaluar la función tiroidea.

- Una ecografía (método de mayor sensibilidad para el estudio de la glándula).

- Un PAAF (punción aspirativa con aguja fina).

- En algunos casos una TAC (tomografía axial computada)  de cuello y tórax.

¿Qué es una punción aspirativa con aguja fina?

La PAAF consiste en introducir una aguja de pequeño calibre en el cuello bajo visión ecográfica, con el fin de extraer muestras del nódulo más significativo presente en la glándula. Esta es una muestra citológica la cual va a ser analizada por el anatomopatólogo, informándonos si se trata de un nódulo benigno o maligno, teniendo en cuenta que existe de a 10% a 15% de falsos negativos.

¿Cómo es el tratamiento de un nódulo de tiroides?

Una vez hecho el diagnóstico, un plan de tratamiento será propuesto por su médico tratante. Muchos nódulos tiroideos son benignos: ellos son tratados comúnmente con una medicación conocida como terapia de supresión. El objetivo de este tratamiento es observar si la masa disminuirá de tamaño en el tiempo de la medicación. Usualmente el tiempo va de 6 a 9 meses.

Durante este período de tiempo puede ser requerida otra aspiración con aguja fina. Si el nódulo continua creciendo durante el tiempo en que usted toma la medicación, muchos médicos recomiendan realizar una tiroidectomía total.

Si la aspiración con aguja fina es sospechosa de malignidad o el nódulo es mayor a 2 cm se realizará un tratamiento quirúrgico, el cual consistirá en la extirpación completa de la glándula.

¿En qué consiste la cirugía de tiroides?

La cirugía de la glándula tiroides se realiza bajo anestesia general, con un tiempo quirúrgico aproximado de 1.30 a 2 hs. La misma consiste en la extirpación completa de la glándula, indiferentemente de cuál sea el lóbulo afectado.

En el pasado se realizaban hemitiroidectomías dejando en el organismo el lóbulo sano, pero desde hace varios años se evidenció que si se deja un lóbulo remanente, el mismo manifiesta la enfermedad con el paso del tiempo y el paciente tiene volver a ser intervenido quirúrgicamente.

Después del acto quirúrgico, la glándula será analizada intraoperatoriamente por el anatomopatólogo (método denominado congelación) con el fin de indagar la presencia de márgenes y plantear la posibilidad o no, de un vaciamiento ganglionar.

El paciente saldrá de la sala operatoria con la colocación de una curación simple cubriendo la herida quirúrgica. Una vez en su habitación, el tiempo post-operatorio será de 24 hs, dándole el alta médica con medicación por vía oral y pautas de alarma. La medicación consiste en un antibiótico con el fin de prevenir infecciones y calcio, ya que se puede llegar a producir lo que se denomina hipocalcemia transitoria, debido a que durante el acto quirúrgico se produce un “manoseo” de las glándulas paratiroides situadas por detrás de la glándula tiroides. Las mismas pueden llegar a sufrir un poco de isquemia, que se manifiesta en el postoperatorio con sensación de hormigueo en las manos, entre otros síntomas.

Otro tipo de complicaciones raramente pueden incluir: sangrado post-quirúrgico, disfonía, dificultad para tragar o adormecimiento del cuello. Es importante recalcar que una vez finalizada la cirugía el paciente no debe tomar la medicación tiroidea hasta no tener la próxima consulta con su endocrinólogo y el diagnóstico definitivo de la pieza quirúrgica.

Luego de la cirugía, ¿cómo continua mi tratamiento?

Una vez que el paciente se retira de la institución con el alta médica, el próximo paso a seguir es la espera del estudio diferido de la pieza quirúrgica, el cual nos va a informar con certeza el diagnóstico definitivo de la misma (en un lapso aproximado de 7 a 10 días) y vamos a poder plantear una conducta médica a seguir en conjunto con endocrinólogos y radioterapeutas.

En el caso que se trate de una patología benigna se le indica una consulta con su endocrinólogo de cabecera, el cual llevará a cabo el tratamiento hormonal y los controles de laboratorio correspondientes.

En caso de que se confirme que la patología en cuestión se trata de un carcinoma papilar  de tiroides, el paciente debe saber que va a tener que permanecer hipotiroideo por el lapso de un tiempo. Esto se debe a que va a tener que recibir yodo radiactivo con el fin de mejorar los márgenes quirúrgicos y evitar así la persistencia de la enfermedad. Se utiliza yodo radiactivo ya que dichas células son sensibles al mismo, permitiendo así su destrucción.

Cuidados a tener en cuenta a la hora de recibir yodo radiactivo

- Lávese las manos con jabón y mucha agua cada vez que vaya al baño.

- Mantenga el inodoro especialmente limpio. Asegúrese de descargarlo 2 o 3 veces después de utilizarlo.

- Enjuague el lavamanos y la bañera meticulosamente después de usarlos. La higiene del baño reducirá la posibilidad de que otras personas se contaminen con el yodo radiactivo de su saliva y sudor.

- Tome bastante líquido, como agua o jugos, con esto orinará con mayor frecuencia y eliminará el yodo radiactivo de su cuerpo más rápidamente.

- Los primeros días después del tratamiento utilice utensillos de comida desechables o lave sus utensilios por separado. Esto reducirá la posibilidad de contaminar a otros miembros de su familia con el yodo radiactivo de su saliva.

- Use toallas para enjabonarse y secarse diferente a las de los demás. Lave sus toallas de baño, ropa de cama y ropa interior separada de las otras personas.

- Durante los primeros días después de su tratamiento duerma solo. Evite besar y tener relaciones sexuales. Usted debe evitar el contacto físico prolongado. Esto es particularmente importante en relación con los niños y las mujeres embarazadas, pues la tiroides de los niños y neonatos es más sensible a los efectos de las radiaciones que la de los adultos.